- Área: 440 m²
- Año: 2016
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Fotografías:Peter Clarke
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Como un trilito natural, la residencia del camino de Canterbury se compone de tres estructuras simples -revestidas en piedra volcánica-, que conforman un pasaje contemplativo. La separación entre las formas se hace evidente, como si fueran tres grandes rocas apoyadas una sobre la otro. La naturaleza orgánica de las paredes de piedra, colocadas a mano, dibujan una calle en el corazón de la casa; el nivel superior ofrece la protección sobre la entrada.
La variación de los tonos en la piedra natural -a través de las diferentes escalas del edificio- tiene una presencia fuerte; la piedra volcánica usada en el edificio se deriva de un proceso volcánico similar al del bluestone, que se utiliza en las calles de Melbourne, por lo que se integra cómodamente al contexto. Los reflejos y detalles del fino color del vidrio permiten enfatizar la solidez de la piedra.
Situada a lo largo de una calle muy transitada, la fachada se orienta hacia el exterior aunque sus espacios interiores son considerablemente privados e introspectivos. El vidrio espejado protege a los ocupantes de ser vistos por los vecinos sin necesidad de persianas. La piedra es evidente desde varios puntos de vista de la casa; los patios íntimos están dispersos en el conjunto, que incluye un estanque de peces en la entrada y una terraza adyacente a la habitación en suite. El edificio es una experiencia de texturas, los espacios interiores presentan travertino y madera oscura, que se destacan por la iluminación natural de los patios y claraboyas.
El bloque urbano más pequeño incorpora un programa denso e intransigente, con motivo de acomodar a una familia en crecimiento. Este incluye el almacén para la comida -que permite colgar el tradicional salami-, un elevador que admite a un pariente con capacidades reducidas y una terraza con piscina y barbacoa.